La “alfombra roja” frente a la realidad

El Parlamento Europeo está examinando las normas actuales de la UE sobre derechos de autor antes de abordar la propuesta de reforma del derecho de autor a finales de este año. Dirige esta evaluación Julia Reda, Eurodiputada del “Partido Pirata”, que recientemente lanzó una petición de opinión a los autores sobre este tema.

A continuación se expone la respuesta del miembro del comité ejecutivo de Writers and Directors Worldwide,  Delyth Thomas.

Delyth es una directora de televisión freelance que reside en el Reino Unido. Además de la labor que desempeña en Writers and Directors Worldwide, es Vicepresidenta del Consejo de Directors UK y presidenta de la comisión de distribución.Pueden obtener más información sobre el trabajo de Delyth en su sitio web.


Estimada Sra. Reda,

 

los autores también tienen que pagar sus facturas …

 

Existe la impresión general de que los directores ganan mucho dinero, comen bien y viven cómodamente del fruto de su trabajo. Todo son focos, champán y caviar, ¿no es cierto?

 

Sí lo es – para muy, muy pocos privilegiados. Pero para la mayoría de nosotros, esto dista mucho de ser así.

 

La realidad es mucho más dura. Los presupuestos se han reducido, los horarios de rodaje se han acortado y hay menos tiempo para la pre-producción y las post-producción. Al mismo tiempo, los sueldos han bajado, las condiciones de trabajo han empeorado y además, los guionistas y directores deben realizar unas películas y unos programas de televisión mayores y mejores que puedan ser exhibidos y comercializados en todas partes del mundo.

 

Lo bueno es que la industria audiovisual parece estar prosperando. Tanto las coproducciones europeas como las americanas son más habituales y están al alcance de todos, la distribución resulta más sencilla con una infinidad de nuevas plataformas para difundir nuestros contenidos. Hay servicios de vídeo a la carta, de catch up, de streaming y de descarga y todos ellos están cambiando radicalmente el entorno del cine y la televisión tanto para la industria como para el consumidor. Es un emocionante, nuevo mundo y es maravilloso que nuestras obras estén tan fácilmente disponibles.

 

Pero esta es la cuestión– este nuevo mundo siempre está hambriento de nuevos contenidos, ya sea en sitios de suscripción de pago como en sitios “gratuitos”. Las industrias creativas dependen de los creadores que son los que crean y realizan los contenidos creativos; y el contenido creativo es lo que desea el consumidor y lo que impulsa la industria. Sin duda son las grandes empresas las que ganan mucho dinero, pero apenas podemos decir lo mismo de la mayoría de los autores por muy exitoso que sea su trabajo. De modo que si la industria sigue prosperando y creciendo entonces es indispensable cuidar y proteger su razón de ser – el creador.

 

Parece bastante sencillo, pero los creadores casi siempre son autónomos y nos encontramos en un mercado cada vez más fragmentado. En el Reino Unido, aproximadamente el 75% de las personas que trabajan en el sector de la creación son autónomas. La legislación laboral va muy por detrás de las prácticas del empleo, dejando a los trabajadores autónomos en una situación cada vez más vulnerable. No contamos con la protección de ningún departamento de recursos humanos, no podemos efectuar una negociación colectiva porque es contrario a la legislación de la UE sobre la competencia y, por si fuera poco, en el Reino Unido hay indicadores que demuestran que las compañías están reduciendo los salarios. Frente al poder y la influencia de las grandes empresas, ahora es prácticamente imposible para los trabajadores autónomos efectuar una negociación de contratos satisfactoria.

 

Este es nuestro reto. ¿Cómo podemos seguir saciando el apetito cultural del consumidor, garantizar una industria próspera viable y además poder vivir de nuestro trabajo?

 

Al no formar parte de un sistema de empleo tradicional, no nos pagan entre un trabajo y otro, no recibimos ninguna indemnización por enfermedad y no tenemos ningún derecho a una pensión de modo que nos interesa que los consumidores accedan de forma fácil y legal a nuestras obras. Pero necesitamos recibir un pago por el uso de nuestro trabajo para poder seguir creando contenidos para el consumidor... y vuelta a empezar.

 

Sólo manteniendo y protegiendo nuestros derechos de autor conseguiremos lograrlo. Es absolutamente necesario obtener una remuneración justa por la explotación de nuestro trabajo. Si un autor puede ganarse la vida con el éxito de su obra, esto le permitirá desarrollar y crear más obras. Esto es beneficioso tanto para el consumidor como para el autor.

 

Aunque, ¿cómo definir lo que constituye una remuneración justa? Estoy convencida de que las grandes compañías, los servicios de streaming, los PSI y los generadores de los contenidos  – los autores- darán cada uno una respuesta distinta a esta pregunta. Así que, a falta de una ecuación matemática exacta que se ajuste a cada repertorio en cada país, es indispensable que se escuche y se tenga en cuenta la voz de los autores en este debate. Evidentemente, no es posible que cada uno de los autores acuda a cada uno de sus propios gobiernos, o en este caso, del Parlamento Europeo. Ahí es donde nuestras organizaciones de gestión colectiva y organizaciones profesionales pueden desempeñar un gran papel a la hora de presionar a favor de los derechos de autor y de garantizar que nuestra voz sea escuchada en el conjunto del sector y a nivel político, local y mundial. Debemos cambiar la idea preconcebida de la “alfombra roja” y animo a la Sra. Reda y a todos los responsables políticos a comprender nuestra realidad laboral.

 

Writers and Directors Worldwide, FERA, SAA, ADAL están progresando mucho con sus campañas para defender nuestros derechos a nivel internacional. A nivel local en el Reino Unido, Directors UK es tanto una organización de gestión colectiva como una organización de miembros y no puedo dejar de destacar lo importante que es esta organización. En el núcleo de la sociedad, los consejos, los comités, el reparto, las campañas hay directores ejecutivos; es decir, en todos los aspectos los directores tienen una presencia activa. En el Reino Unido, la voz de los directores por fin está siendo escuchada. Estamos presentes en las negociaciones. Esto no significa que no tengamos mucho trabajo por hacer, que lo tenemos. Pero sin el éxito y el buen gobierno de nuestra organización de gestión colectiva, los directores del Reino Unido estarían en una posición mucho más vulnerable.

 

El buen gobierno es algo indispensable, los autores deberían recibir la parte que les corresponde de forma precisa y puntual. La Directiva Europea sobre gestión colectiva entrará en vigor en 2016, lo que significa que las entidades de gestión colectiva se encontrarán entre algunas de las organizaciones de Europa más estrictamente reguladas. Como directora, me alegro por ello. Esto solo puede ser beneficioso para los creadores.

 

- Delyth Thomas